Pata Negra fue una banda española de flamenco fundada, en 1978, en el barrio las 3000 Viviendas de Sevilla y liderada por los hermanos de raza gitana Raimundo Amador y Rafael Amador tras la disolución de su anterior grupo, Veneno (del que también formaba parte el músico Kiko Veneno). Su estilo estaba basado en la mezcla entre el flamenco, el rock y, sobre todo, el blues; algo que ellos bautizaron como "blueslería". Y que terminó influyendo a numerosos grupos y solistas españoles, tanto de rock y pop como de flamenco. De hecho, su legado se ha extendido hasta la actualidad. La paciencia y el bolsillo del difunto Mario Pacheco permitieron que “Blues de la frontera” (1988) –séptimo mejor disco español del siglo XX según el Rockdelux 223– llegara a buen puerto. El jefe del sello Nuevos Medios, principal valedor editorial del nuevo flamenco, supo lidiar con una grabación fragmentaria que parecía eternizarse y puso a disposición de los hermanos Amador todo lo necesario. Cuesta creer que Rafaliyo y Raimundo facturaran este disco casi sin hablarse. Su relación, a la deriva en un mar de egos, se hundió durante la gestación del álbum y Raimundo terminó poniendo tierra de por medio. Secundado por un plantel de músicos que era puro lujo ibérico –miembros de Ketama, Alameda, Dogo y Los Mercenarios o Smash en los créditos–, el fraternal dúo hispalense refinó todo lo apuntado en sus anteriores trabajos, estableciendo un fluido diálogo genérico en el que se imponían rock y flamenco, pero que tendía puentes entre la Plaza de Doña Elvira y Broadway –el estándar “How High The Moon”–, teñía de jazz las sevillanas “Pasa la vida” –originales de Romero Sanjuán, para quien Raimundo trabajaba tocando el bajo– o dirigía su proa hacia costas jamaicanas en “Lunático”. Con Carlos Lencero frente al escritorio –inolvidables los textos de “Yo me quedo en Sevilla”, “Camarón” y “Calle Betis”– y el visionario Ricardo Pachón en la pecera –Raimundo asegura que su mayor acierto fue “dejar hacer”, aunque admite que “Camarón” entró a última hora por insistencia del productor–, Pata Negra firmaron esta obra maestra e inagotable.
Pata Negra fue una banda española de flamenco fundada, en 1978, en el barrio las 3000 Viviendas de Sevilla y liderada por los hermanos de raza gitana Raimundo Amador y Rafael Amador tras la disolución de su anterior grupo, Veneno (del que también formaba parte el músico Kiko Veneno).
ResponderEliminarSu estilo estaba basado en la mezcla entre el flamenco, el rock y, sobre todo, el blues; algo que ellos bautizaron como "blueslería". Y que terminó influyendo a numerosos grupos y solistas españoles, tanto de rock y pop como de flamenco. De hecho, su legado se ha extendido hasta la actualidad.
La paciencia y el bolsillo del difunto Mario Pacheco permitieron que “Blues de la frontera” (1988) –séptimo mejor disco español del siglo XX según el Rockdelux 223– llegara a buen puerto. El jefe del sello Nuevos Medios, principal valedor editorial del nuevo flamenco, supo lidiar con una grabación fragmentaria que parecía eternizarse y puso a disposición de los hermanos Amador todo lo necesario. Cuesta creer que Rafaliyo y Raimundo facturaran este disco casi sin hablarse. Su relación, a la deriva en un mar de egos, se hundió durante la gestación del álbum y Raimundo terminó poniendo tierra de por medio.
Secundado por un plantel de músicos que era puro lujo ibérico –miembros de Ketama, Alameda, Dogo y Los Mercenarios o Smash en los créditos–, el fraternal dúo hispalense refinó todo lo apuntado en sus anteriores trabajos, estableciendo un fluido diálogo genérico en el que se imponían rock y flamenco, pero que tendía puentes entre la Plaza de Doña Elvira y Broadway –el estándar “How High The Moon”–, teñía de jazz las sevillanas “Pasa la vida” –originales de Romero Sanjuán, para quien Raimundo trabajaba tocando el bajo– o dirigía su proa hacia costas jamaicanas en “Lunático”.
Con Carlos Lencero frente al escritorio –inolvidables los textos de “Yo me quedo en Sevilla”, “Camarón” y “Calle Betis”– y el visionario Ricardo Pachón en la pecera –Raimundo asegura que su mayor acierto fue “dejar hacer”, aunque admite que “Camarón” entró a última hora por insistencia del productor–, Pata Negra firmaron esta obra maestra e inagotable.